Una publicación del Ministerio del Poder Popular
para la Comunicación y la Información, Octubre 2010.
Texto: Michael Bonnefoy.
En la mitología griega, Hermes es el mensajero de los
dioses. Cualquier distorsión de la información que transmitía,
podría tener consecuencias fatales para los mortales.
Para mantener la paz en la región, Zeus mandó a Hermes
a que le diga a Afrodita que aplaque el deseo de Páris (rey de
Troya) por Helena (mujer del rey Melnelao). Pero Eris (Discordia)
persuadió a Hermes que le diga lo contrario. Afrodita hizo entonces
que Páris se volviera loco por Helena y la raptase, desencadenando
así la guerra de Troya. Los griegos querían dominar Troya y
utilizaron a Hermes para provocar la guerra.
El arcángel Gabriel anuncio a la virgen María que iba
a ser la madre de Jesús, Hijo de Dios.
En la Edad Media los libros se copiaban en los
monasterios. Eran los frailes quienes reproducían el conocimiento.
Un señor feudal manda a pegar en los árboles del
bosque una proclama en la que ofrece una recompensa por la captura de
Robin Hood.
La imprenta de Gutemberg permite reproducir de forma
masiva los textos y crea la posibilidad de que nazcan los primeros
periódicos.
El evangelio contribuyó en la dominación de América
durante la colonización.
Europa difunde una idea de América y en particular de
los “indígenas”, que no corresponde a la realidad.
La “opinión pública” no tiene otro medio para
corroborar si los indios son gente o no.
Cuando el crucero Maine sufrió una explosión en el
puerto de La Habana, Hearst señaló a España como culpable del
sabotaje e instó al presidente William McKinley a declarar la guerra
a España y apoderarse de Cuba.
Durante la Primera Guerra Mundial, la Comisión Creel
(Comité de Información Pública de Estados Unidos), tuvo como
objetivo convencer a una ciudadanía estadounidense pacifista, de
participar en la guerra, respondiendo así a una política
expansionista del gobierno.
“Reglamentar la mente pública es exactamente
igual que un ejército reglamente sus soldados”. George Creel.
Hitler dice que Alemania perdió la Primera Guerra
Mundial porque perdió la guerra de la propaganda.
“La propaganda es el arte de escuchar el alma de
la gente” Joseph Goebbels.
La información también es un negocio, una mercancía
sometida a leyes del mercado y no a los criterios éticos. Tine un
valor en sí misma. El receptor es modelado a partir de la ideología
consumista nivelada planetariamente como estrategia de mercado por
las transnacionales capitalistas.
“Los medios son el soporte de los intereses del
poder” (Chomsky).
Los medios pertenecen a las grandes corporaciones y por
lo tanto sirven a sus intereses. También los anunciantes. La
propaganda de las empresas es igual a la propaganda de un sistema.
La información no es réplica de lo real, sino una
interpretación subjetiva, siendo la imagen réplica de la realidad y
por ende prueba de la veracidad de la información que transmite.
La información pasa a tener como objetivo influir en la
gente para que adopten una opinión y una conducta. La población es
considerada ignorante y fácilmente manipulable. Incitar o provocar
emociones (deporte, escandalos ...) para conformar la voluntad de la
población, desinformar, son tácticas para crear “espectadores”
que no participan en la toma de decisiones ni en la formación del
pensamiento.
Venezuela es un excelente laboratorio para estudiar el
papel político directo de los medios de comunicación en defensa de
un sistema político y económico. Otros ejemplos históricos como
Irak o Ruanda en 1994, donde el Tribunal Penal Internacional
estableció la responsabilidad de los medios en la masacre de la
étnia Tutsi.
Manual clásico de propaganda tras el mito de la
objetividad: uso de cierto lenguaje; transformación de la “verdad
oficial” en “opinión personal”; intoxicación; verdades a
medias; juicio de valor; exageraciones y distorsiones; satanización
del enemigo; exclusión del debate; siempre para influir en las
masas.
Se trata de que la gente no piense la información, sino
que la consuma. La idea es fragmentar la mente con noticias
desconectadas entre sí, excitar sus sentidos y su curiosidad, para
impedir el análisis y así manipular y direccionar el pensamiento.
Para hacer más efectiva la propaganda, la mayoría de
la información que se entrega es verdad fácilmente corroborable.
Sólo una parte es mentira. Así la gente piensa que todo es verdad y
se traga la parte que es mentira.
El objetivo estratégico es apoderarse y controlar la
mente de la gente. Luego, agudizando ciertos prejuicios y combinando
el miedo con el odio, es fácil dirigir la masa.
Un movimiento social se asocia con la vagancia, la
violencia y el desorden para condenarlo socialmente. El blanco es la
clase alta, media o baja, que a través de esas consignas machacadas
día y noche en su cabeza, terminan viendo al integrante del
movimiento social como el enemigo número uno de la sociedad. Eso
permite encarcelarlos y reprimirlos con total impunidad y en la
indiferencia del resto de la población.
“SI LA PRENSA, LA RADIO Y LA TELEVISIÓN LO
DICEN, ES VERDAD”.
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