La temporada alta para la fiebre de lassa en África Occidental está a
punto de comenzar. Pero la fiebre hemorrágica viral ha quedado relegada
en gran medida por la crisis del ébola, y trabajadores de salud
advirtieron que puede que no tengan los recursos para hacer frente a la
enfermedad si los casos aumentan.
A primera vista, los síntomas de lassa son idénticos a los del ébola.
Puede provocar sangrado, vómitos y fiebre. Pero mientras que el ébola
es un brote nuevo, la fiebre de lassa es una presencia constante. Todos
los años se infectan entre 300.000 a 500.000 personas, matando a 20.000.
Todos
los países más afectados por el ébola son el hogar de la fiebre de
lassa. El viernes, Geraldine O'Hara de Médicos Sin Fronteras (MSF) dijo a
la BBC que una de sus colegas había muerto de lassa a pesar de todos
los esfuerzos para salvarla.
Nigeria también puede ser testigo de
su primer brote de la temporada. Sólo unas semanas después de contener
con éxito el ébola, medios nigerianos informaron de un brote de lassa en
el estado de Oyo.
Hay una diferencia principal entre un brote de ébola y uno de lassa. El
brote de lassa es causado por las ratas. Los roedores llevan la
enfermedad a las casas y tiendas de alimentos, sobre todo en la estación
seca que va desde noviembre a abril.
"Hemos tenido literalmente docenas de casos de fiebre de lassa que ya
están en la parte oriental de Sierra Leona", dijo el profesor Robert
Garry, de la Universidad de Tulane, que ha investigado esta fiebre en
África Occidental durante una década.
Una vez que aparece la
infección, la fiebre de lassa puede propagarse de persona a persona. No
todo el que la contrae enferma gravemente, pero en algunos casos las
tasas de mortalidad han alcanzado el 70%. Se transmite con menos
facilidad que el ébola, pero sin embargo, los pacientes deben ser
tratado en completo aislamiento.
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